29 August, 2023
Me envía Chelo, ágil participante del máster de la UIMP, unas interesantes reflexiones sobre la reflexividad a propósito de esta explicación del contraste caer/caerse. Son interesantes porque es muy fácil identificarse con ellas, y son interesantes porque todas las perplejidades que expresan están más que justificadas y piden a gritos una explicación. Dice así:
Al final del ejercicio tuve bastantes problemas para poner los verbos con se o sin se en la columna correcta. Pensé sobre ello y creo que se debe a que tengo muchas interferencias de mi variedad (Palencia) y por eso muchos verbos que otros hablantes usan siempre con se, para mí funcionan sin se (incluso a veces son ambivalentes. Ej: Hoy (me) desperté a las 5 y ya no me dormí, que escucho y uso a veces con se, a veces sin se) Por cierto, despertarse en los libros aparece como reflexivo…. pero no veo nada de reflexivo en él. Yo le quitaría el se directamente…
En otros casos, hay verbos que yo uso sin se: (marchar, en lugar de marcharse o irse: Así: Marcho, que tengo prisa, en lugar de Me marcho…. si yo usara me marcho, utilizaría el me como enfático, pero me sonaría un tanto afectado. O dando a entender que me marcho a un lugar más o menos lejano.
Tengo grabado en la cabeza también: Levanta, que ya es hora! de mi madre, pero nunca Levántate…. en mi contexto, sueno afectada, rara… o al ser tan largo es poco económico/efectivo en cuanto a la orden??? De igual forma, para caer y caerse, Caí y me hice daño. Tropecé y resbalé. Sí, también puedo usarlos con el pronombre, pero el significado no cambia sustancialmente a veces. Aunque diré me caí… pero para tropecé o resbalé no necesito el pronombre… Si lo uso creo que muestro digamos más sensación de dolor o malestar, También veo en… Caí de bruces/Me caí de bruces… (uno describe la acción, otro lo veo como sujeto que sufre una acción (acción impersonal que evita responsabilidad) O si quiero ocultar algo… ¿Qué pasó?, nada, la planta se cayó de la poyata (alféizar)…. Porque hace que la acción sea impersonal, producto de… x acciones de las que no quiero hablar, ¿sí?
Por eso y por mis interferencias… el ejercicio me resultó complicado. Creo que es difícil ver las diferencias de los dos cuando realmente el resultado no varía tanto/mucho. Las hojas caen al suelo, las hojas se caen al suelo… de ahí que el verdadero significado del pronombre se pueda confundir??? En algunos casos veo la frecuencia de uso un factor en sí, más que la explicación teórico gramatical.
Déjame comentar algunas de estas reflexiones tuyas.
MUCHAS VARIEDADES DE ESPAÑOL, UNA SOLA GRAMÁTICA DE ESPAÑOL
El asunto de la variedad que cada uno habla es, en efecto, un problema para una visión unitaria de las reglas. Pero lo es solo si nos dejamos llevar por la idea de que la misión de la gramática es decir cómo las cosas se deben decir, no cómo se pueden decir. Si cambias esta perspectiva verás que en “Hoy no pasó nada” y “Hoy no ha pasado nada” no hay una opción correcta y una incorrecta, sino dos diferentes hábitos de representación apoyados cada uno de ellos por una perfecta lógica sistemática: Juan Pablo, de Colombia, representa los sucesos como eventos con un principio y un final (“pasó”) porque todo lo que termina es un evento, no importa cuándo termine, mientras que Antonio Luis, de Madrid, tiene la costumbre de reportar esos eventos del día actual como algo que el momento de hablar se encuentra terminado (“ha pasado”), porque él se ve a sí mismo dentro del espacio del “hoy”, donde la ocurrencia del evento ha producido una situación nueva en el presente. De esta forma, podemos adjudicar un mismo valor gramatical al contraste pasó/ha pasado en términos de evento/situación actual resultante sin que por ello tengamos que equivocarnos gravemente dando una de las opciones por incorrectas, y sin que por ello tengamos que admitir la existencia de dos reglas gramaticales diferentes: lo que hay es una sola regla gramatical (el diferente significado aspectual) y dos usos sistemáticos perfectamente lógicos de la misma (dos normas, si quieres). O tres, o seis.
Esto es lo que sucede, multiplicado por cien, en el caso de la reflexividad. Un ejemplo con “se” del ejemplo anterior es el uso que tú haces, a causa de tu variedad de español, de “marchar/se”. Para tu comunidad lingüística, este verbo ya contiene la idea de abandonar el lugar de origen, y por tanto el “se” (que significa lo mismo en tu variedad y en la mía: ‘restrínjase la interpretación del predicado al sujeto mismo’) te parece pesadamente redundante. Piensa, sin embargo, en lo redundante que le puede parecer a Juan Pablo la elección de Antonio Luis: ¿por qué decir “ha pasado”, marcando redundantemente la actualidad del hecho, cuando ya he marcado claramente la actualidad del hecho al decir “hoy”? Por eso en Palencia se puede decir “Marché” donde en Madrid se dice “Me marché”: son dos hábitos de representación diferentes basados en y justificados por exactamente los mismos significados gramaticales. La prueba de que tú juegas con los mismos significados que Antonio Luis es que cuando hay una pequeña necesidad extra de marcar el abandono del origen, tú misma reconoces decir “Me marché” (“dando a entender que me marcho a un lugar más o menos lejano”). Es la misma herramienta reflexiva usada de manera diferente.
TODOS LOS “SE” SON REFLEXIVOS
Dices, Chelo, que “despertarse en los libros aparece como reflexivo…. pero no veo nada de reflexivo en él. Yo le quitaría el se directamente…”. Hay dos sentidos en que se usa “reflexivo”: uno se refiere a los paradigmas formales de verbos que, independientemente del significado “propiamente” reflexivo o no, usan la construcción reflexiva. En este sentido tiene sentido que un libro presente despertarse como reflexivo, dejando claro que el paradigma no es “despierto, despiertas, despierta”, sino “me despierto, te despiertas, se despierta”. En un segundo sentido, cuando se refiere al signficado, reflexivo se suele definir, con un falso objetivismo, así: “un verbo reflexivo es aquel que indica que el resultado de la acción realizada por el sujeto de la oración recae en el propio sujeto”. Es decir, que solo lo que físicamente sale del sujeto y revierte en el sujeto como podría revertir en otra parte es “propiamente” reflexivo:
Ella baña a su hija / Ella se baña (a ella misma)
Desde este segundo punto de vista se entiende perfectamente que alguien pueda pensar que “despertar” no es reflexivo: el sujeto no se depierta a sí mismo como podría despertar a otra persona. Para que ambos sean reflexivos tenemos que cambiar esta interpretación de “reflexivo” por un significado más abstracto, como el que dimos más arriba:
‘restrínjase la interpretación del predicado al sujeto mismo’
Pues resulta que con este simple significado gramatical, combinado con el diferente signficado léxico de cada predicado, se pueden obtener todos los efectos aparentemente inexplicables de las múltiples “reflexividades” a través de una composición lógica. Con un par de ejemplos simples:
Baña al bebé / Se baña
Uno puede bañar a una persona o bañarse a sí mismo: “propiamente reflexivo”
Despertó al bebé / Se despertó poniendo una alarma en el móvil / Se despertó con el ruido
Uno puede despertar a una persona, despertarse a sí mismo con una alarma (“propiamente reflexivo”) o experimentar uno mismo el acto de despertar (las llamadas “mediales”).
Los ingenieros construyen puentes / Los nuevos puentes se construyen solos / Los puentes se construyen con madera
Alguien puede construir algo, ese algo puede construirse a sí mismo (“propiamente reflexivo”), o ese algo puede experimentar su propia construcción por un agente externo (las llamadas “pasivas reflejas”).
Etcétera. Menos misterio del que se cree, en mi opinión: no parece haber muchos “se” misteriosamente diferentes, sino un solo “se” participando en configuraciones muy diferentes y dando un resultado de interpretación perfectamente lógico con respecto a cada una de esas configuraciones.
CONFIGURACIONES Y EL MÍNIMO COMÚN MÚLTIPLO
Por tanto, la condición para que la lista interminable de usos desparezca en favor de un significado único y la lógica de su uso es que estemos dispuestos a analizar en cada caso cómo ese mismo significado participa en cada configuración particular.
Es especialmente interesante tu comparación entre verbos como caer, que ves fácilmente en los dos usos (con pronombre y sin él), y otros como “tropezar” o “resbalar”, para los que, dices, no necesitamos el pronombre. Es exactamente el mismo caso del “Marcho” de tu variedad frente al “Me marcho” de la mía, solo que elevado a un nivel superior que ambos compartimos. Tanto tú como yo entendemos que “resbalar” y “tropezar” representan una escena diferente de caer en el sentido de que en el primer caso el foco está muy fácilmente en el acto de perder el equilibrio (abandonar el origen), y en el segundo sentimos una indefinición sobre el foco porque caer implica el destino de una manera más clara y no sabemos muy bien si se nos está instando a ‘mirar’ al momento de la pérdida de equilibrio o al destino final de la caída.
A esta ‘escena diferente’ podemos llamarla configuración (o en términos cognitivistas ortodoxos “construal” – “interpretación” de la escena). Es sumamente importante reparar en que esta configuración no es solo el producto sintáctico de la disposición de formas (como caer vs. caerse), sino que constituye el significado que le damos al propio lexema de manera aislada: tropezar, resbalar, desaparecer, son predicados que representan diferentes formas de abandono del origen sin interés necesario en el destino, como demuestran estas conversaciones entre Antonio Luis y Slurp, el extraterrestre que no entiende de configuraciones:
Slurp: ¿Qué te pasó en la pierna?
Antonio Luis: Tropecé.
Slurp: ¿A dónde?
Antonio Luis: ???
(Habría sido más relevante “¿Dónde?” o “¿Con qué?”, porque el foco de tropezar es el pie y el obstáculo)
Antonio Luis: Y a ti, ¿qué te pasó en la cara?
Slurp: Caí.
Antonio Luis: ????????
(Si no indicas el destino configurado en el significado de caer, la expectativa del oyente es que te limites a indicar el abandono de la verticalidad: Me caí).
Este tipo de cosas son precisamente cosas que pueden pasar en clase de español como lengua extraterrestre. Y esta es una solución para tratar de que el estudiante entienda. Otra opción práctica, más clásica (que ejemplificamos ampliamente en el curso) es dar reglas generales que, como tales, no siempre funcionan, pero son fáciles de recordar y listar. La explicación “configuracional” es más abstracta, más difícil, más exigente intelectualmente, pero tiene la ventaja de que, una vez familiarizados con ella, te permite entender infinitud de casos más como los usos intencionales y lógicos de una forma en persecución de diferentes significados que en realidad son.
FRECUENCIA NO, NORMA SÍ
Cuando dices que en algunos casos ves “la frecuencia como un factor en sí, más que la explicación teórico-gramatical”, creo que estás pensando más exactamente en la norma, es decir, en los diferentes hábitos de representación que diferentes comunidades tienen usando los mismos instrumentos lingüísticos. Tomar la frecuencia en sí misma como un criterio puede ser un problema, porque:
- o bien enmascara el hecho de que estamos haciendo cálculos estadísticos sobre una variedad concreta (una norma regional) y no sobre el español en sí, y por tanto la validez del criterio se limita a ese espacio,
- o bien resulta perfectamente inútil, al ignorar que las diferentes formas transmiten diferentes significados, y que esto es así siempre (como recoge el “principio de no sinonimia”).
En cuanto a lo primero, y volviendo al ejemplo del principio: una regla que dice que con “Hoy” se usa el Pretérito Perfecto es una regla falsa: un mexicano no habla mal español. Con un ejemplo de reflexivo: una regla que dijera que “Marchar” se usa siempre con se es una regla falsa también: Chelo no habla mal español. Respetemos el español de Cuernavaca y el de Palencia como respetamos el resto. La única regla que no tiene excepciones es el significado de la forma en sí misma, que es el de ‘reflexión’. Una vez asumido, con un poco de práctica será perfectamente posible, no solo que cada estudiante produzca versiones de español correcto (de acuerdo a una determinada norma), sino que después pueda entender y producir, en su caso, versiones diferentes correspondientes a otras normas, porque tanto en uno como en otro caso está operando con las mismas reglas: el significado único de la forma que propicia diferentes interpretaciones de los mismos hechos extralingüísticos. Como ejemplo de ese principio de no-sinonimia, déjame comentar tu afirmación de que “Las hojas caen al suelo, las hojas se caen al suelo” son prácticamente lo mismo y, por tanto, supuestamente no merecería la pena ponerse a encontrar diferencias. ¿De verdad? Mueve los “caen”/”se caen” de la derecha a su caja correspondiente atendiendo al foco iluminado en cada caso. ¿Encajan?
(Clic aquí en el caso de que la imagen no se reproduzca)
Cierto es que en algunos casos la diferencia puede ser tan sutil que no nos merezca la pena explicarla en determinados casos. Pero no menos cierto es que estas diferencias existen, y que deberían estar disponibles para el usuario aprendiz que lo solicitase. Y no menos cierto tampoco es que este significado que puede establecer contrastes extraordinariamente sutiles es el mismo significado que se exije para, sencillamente, no cometer errores en otro montón de casos absolutamente inasequibles a la ambigüedad. Por ejemplo, el foco en el origen (es decir, la estructura con se) es imprescindible si el destino no es relevante:
¡Cuidado! ¡El vaso va a ?caer!
O al contrario, si el origen no es relevante, el “se” queda excluido:
(Jugando al golf) No ?se cayó dentro, ¡pero se acercó mucho!
Las listas de reglas generales basadas en la frecuencia y no en el significado solo funcionan cuando seleccionamos los ejemplos para que estén de acuerdo con ellas y después hacemos ejercicios evitando todos los usos que las contradicen. Lamentablemente, lo más cómodo no siempre es lo que mejor refleja la realidad del uso lingüístico. Pero sí, para qué vamos a engañarnos: es más cómodo.
Gracias, Chelo, por compartir tus reflexiones.
30 August, 2023 @ 5:47 pm
Excelente entrada, veo como el SE o ME, generan una gran confusión tanto para nativos como para aprendientes. En este sentido, en Colombia por ejemplo el “me” lo usamos como enfásis, como si fueramos objeto de la acción, sin embargo no es cierto, por ejemplo: “El niño no ME come” aquí vemos a esta madre preocupada que no se refiere a que el niño literalmente no se la come a ella, sino que el niño no come (en general), pero ME hace enfásis sobre ella, como si fuera a ella quien recibiera la acción. Otro ejemplo bastante común, que para otros oidos hispanohablantes suena raro: “Se me cuida” “Se me arregla bien para la fiesta” y así con muchos ejemplos. Gracias profesor!
31 August, 2023 @ 1:51 pm
A propósito del multiuso del enclítico SE, es muy interesante este trabajo del equipo de profesores de la academia D. Quijote de Tenerife: https://www.redalyc.org/journal/921/92155498006/html/