Baudelaire, desde Camerún, obligado por las exigencias de su tesis doctoral, toca piedra dura en un fenómeno fastidioso en la explicación lógica del modo verbal, el de las matrices aparentemente sinónimas en términos declarativos que sin embargo seleccionan modos diferentes:

Estimado José:

Te agradezco de nuevo tu apoyo.

La teoría me está funcionando bien. Sin embargo, me cuesta utilizarla para explicar el uso de la expresión “A lo mejor” que rige el modo indicativo, y eso que permite valorar o cuestionar informaciones como las expresiones “Quizá”, “Tal vez”, “Es posible / Posiblemente”, “Es probable / Probablemente”, que en cambio introducen el subjuntivo. Me explico:

En oraciones como las siguientes: “A lo mejor vuelve Javier este fin de semana”, “Es posible que venga…”, “Posiblemente vuelva…”, me parece que se cuestiona la información. ¿Cómo podemos explicar el uso del indicativo con la expresión “A lo mejor”?

Muchas gracias de antemano por tu atención.

La superación de este comprensible desconcierto nos recomienda reparar en que aquí estamos tratando con la misma lógica dos clases de matrices (es decir, de significados gramaticales) muy diferentes. Veamos exactamente cuáles.

Cuando decimos “Pienso que”, “Es posible que” o “No creo que”, el modo de la idea que introducimos depende de la actitud declarativa que estas matrices implican por su significado literal. Estas matrices son matrices “vivas” en el sentido de que son en sí mismas predicados comunes (yo considero que algo es posible, alguien no cree algo o no pienso algo…) y por tanto están sujetas a muy diversas modificaciones del hablante que pueden alterar su significado y, por tanto, el modo que exigen. No es igual, por ejemplo, decir “No pienso que esté enfermo” (que puede significar que no lo creo) que decir “No pienso que estoy enfermo” (que puede querer decir que reconozco que estoy enfermo pero procuro pensar en otra cosa). No es igual decir “No pensé que estuviera durmiendo” que decir “No pensé que estaba durmiendo” (estaba durmiendo, pero no se me ocurrió pensar en ello). No es igual decir “Pienso que…” que decir “No pienso que…”, etc. Estas características de matriz “viva” no se dan en un número muy limitado de fórmulas que podríamos llamar “operadores” y que admiten ambos modos a pesar de que en términos declarativos todos ellos, semánticamente, implican una no-declaración. Afortunadamente, son habas tan contadas que el conjunto podría quedar prácticamente singularizado en un puñado de operadores como los que presento en la imagen (o menos, si se quiere limitar a los que son habituales en un país determinado):

 

 

Se trata en su mayoría, como se ve, de adverbios o expresiones adverbiales que constituyen una especie de matrices “momificadas” en el sentido de que han evolucionado hacia la lexicalización y no admiten el tipo de reformulaciones que hemos visto anteriormente, excepción hecha de “a lo mejor”, cuyo origen “vivo” delata el ocasional “a lo peor” que a veces se usa). Como operadores, permiten abrir un espacio mental  (en este caso de conjetura) dentro del cual el modo puede dejar de tener la responsabilidad absoluta de determinar si se trata de una declaración o no, para permitir su uso relativo como una especie de gradación interior: ni el indicativo ni el subjuntivo serán tomados como una declaración o una no-declaración, sino como una versión más (indicativo) o menos (subjuntivo) fuerte de una misma actitud no-declarativa: presentar una hipótesis sobre lo que en el mundo puede ser.

No quiero extenderme en consideraciones teóricas, pero si alguien está interesado en esta idea de operador y sus consecuencias, en este artículo (páginas 34-36) puede considerar el caso, mucho más relevante y claro en mi opinión, del operador condicional “si”, en relación igualmente con el indicativo y el subjuntivo. Sí voy a hacer algunas consideraciones teórico-prácticas, en concreto tres.

1  La primera de ellas es urgente porque tiene que ver con el grito que algunos lectores habrán colocado en la bóveda celeste al ver incluidas en un cuadro donde dice “indicativo o subjuntivo” expresiones como “A lo mejor” o “Igual”, ya que se supone que estas deberían seleccionar indicativo siempre (y si no, pregúntenselo a la RAE). La verdad, sin embargo, es que se usan siempre con indicativo en las zonas geográficas donde aún no han evolucionado totalmente desde una naturaleza “viva” hasta su fosilización como operadores, pero que en muchas otras zonas sí lo han hecho y por tanto “A lo mejor” se considera un sinónimo funcional perfecto de, por ejemplo, “Quizás”. En la breve búsqueda que he hecho para ofrecer ejemplos he encontrado que esto sucede, al menos, en países como Perú, Uruguay, Venezuela, Colombia, México o Argentina. Sí, “A lo mejor” o “Igual” también se usan con subjuntivo:

  • Al final de mi vida a lo mejor lo sepa.
  • A lo mejor tenga razón aquí el teniente coronel.
  • Porque escribir a lo mejor sea eso, un ejercicio mnemotécnico.
  • Si tuviera money yo demandaría a Sony, aunque tal vez, igual lo haga.
  • Sé que el 90% igual ya lo sepa, pero igual alguien no, lo dejo por si acaso el comentario.
  • Alguno igual lo haya visto ya en yonkis, si así lo ha hecho, imagino que habrá visto que el experimento de contar no es sencillo.

2  La segunda consideración es menos urgente, pero necesaria ante la eventualidad de que alguien pueda estar desconcertado con la inclusión de “De repente” o “Capaz” entre los operadores de conjetura. Porque en muchos países de habla hispana, además de sus significados convencionales, están fijados como operadores equivalentes a “quizás”. Y como tales, aceptan indicativos para presentar más realísticamente conjeturas y subjuntivos para atenuar ese realismo. Como se puede ver en estos ejemplos de “de repente”, extraídos de la web, a donde remito al lector para considerar su contexto:

Con indicativo:

  • De repente mañana me levanto y digo ‘me voy’ o capaz me quedo a vivir.
  • Yo creo que tal afirmación es por falta de información o de repente ya lo sabía y manipula esto.
  • No recuerdo haber escuchado ese planteamiento de Barnechea, de repente lo ha dicho, no lo sé.

Con subjuntivo:

  • El momento es difícil, de repente no sea el tiempo para encontrar primero responsables de los hechos.
  • De repente usted crea que sea por los buenos abonos que tiene el país, de repente tenga que ver con buenos agricultores que se encargan de darle el trato correcto que necesitan las tierras.
  • Por, ejemplo si mañana viene un vecino que de repente tuvo un pasado aprista o de cualquier otro partido y quiera ser parte de este proyecto, bienvenidos.

Y como se puede ver igualmente en el caso de “capaz” (o de cualquier otro que sea usado como operador en cualquier latitud), para el que basten este par de ejemplos sumados al “capaz me quedo a vivir” de una de las muestras anteriores, igualmente consultables y ampliables de forma indefinida en internet:

  • El conductor radial y televisivo sugirió que el humorista capaz tenga que buscarse a otro partenaire.
  • Capaz tiene un “jardinero o chofer” todo servicio …. Vaya uno a saber …

3  La tercera y última consideración es de índole didáctica. Aprender a usar el subjuntivo entendiendo lo que se hace, es decir, manejando una lógica comunicativa, es aprender a usar el subjuntivo aprendiendo significados. Y aprender significados significa aprender vocabulario. Ahora bien, el significado de las palabras no es exactamente el que está en un diccionario. Es el que el hablante le da en cada momento y en cada lugar donde habla, y sobre todo, para casos como este, es el que está definido en términos gramaticales, no meramente semánticos. En términos semánticos, tanto da “Es posible” como “Quizás” como “Yo pienso”, y sin embargo la realidad es que el modo que se puede seleccionar en cada caso es diferente (solo subjuntivo, ambos, o solo indicativo, respectivamente), y a este aparente caos habría que darle una solución didáctica que vaya un poquito más allá de la recomendación de memorizar.

¿Qué implicaciones pueden tener estas reflexiones para la clase? Aprender el significado de “Es posible” implica entender que cuando alguien califica explícitamente de “posible” un hecho, ese hecho no se puede declarar so pena de contradicción (¿lo consideras solo posible, o es lo que tú piensas?). Aprender el significado de “Quizás”, por su parte, implica entender “quizás” como un operador que abre un espacio mental de conjetura donde el hablante, garantizado ya el sentido no-declarativo de lo que va a decir, puede usar el indicativo y el subjuntivo como una (sutilísima) manera de graduar, por ejemplo, la fe que pone en que esa conjetura se corresponda con la cruda realidad. No me parece, personalmente, que esta lógica comunicativa sea ajena al aula, ni inasumible por los estudiantes. Aunque estas molestias solo son exigidas en caso de que se quiera que el estudiante maneje sutilezas. Si el objetivo es simple y llanamente que produzca oraciones “correctas”, con estos operadores vale cualquier interpretación que el estudiante quiera hacer: si entiende que “Tal vez” implica una declaración, que use el indicativo, y si no, el subjuntivo. Sea como sea, en todo caso el resultado siempre será consistente con alguna versión de un español perfectamente nativo.