Buenas tardes:

Llevo, junto con otros compañeros, el grupo “Gramática cognitiva para profesores de ELE” (creo que conoce a mi compañera Elena). Desde que me introduje en el mundo de la enseñanza del español a extranjeros, he trabajado con la perspectiva de la gramática cognitiva en mis clases. Ahora, una compañera y yo nos planteamos una duda sobre el uso del artículo determinado y la ausencia de este en un contexto muy concreto. Y la verdad es que no sabemos muy bien cómo resolverla.

La teoría dice que usamos:

– El artículo determinado cuando nos referimos a objetos individuales que se pueden identificar.

– Y el Ø cuando no nos referimos a ningún objeto en concreto o cuando hablamos de una cantidad indeterminada.

Pero cuando decimos “No queda leche” y “Se ha acabado la leche”, ambos (la otra profesora y yo) no entendemos que con el uso del artículo nos refiramos a un objeto individual que se puede identificar como “He visto las llaves encima de la mesa”. Es más, ambos vemos las dos construcciones como intercambiables en un mismo contexto. No obstante, es curioso que la primera no acepte el complemento con el artículo “*No queda la leche” y la segunda tampoco acepte el Ø “Se ha acabado *leche” (aunque supongo que esto será por características propias del verbo más que del sustantivo “leche”.

¿Podría ayudarnos con esta diferenciación?

Un saludo,

Juan Manuel

Hola, Juan Manuel. Es extraordinariamente interesante el caso que propones. Desde el punto de vista epistemológico, especialmente, plantea retos de primer orden.

Antes de nada, déjame decir que el hecho de que dos expresiones sean intercambiables en un mismo contexto no quiere decir que signifiquen lo mismo. Hay un principio que por mucho que se prodigue en los textos de lingüística cognitiva se prodiga poco, y es el llamado “principio de no-sinonimia” (un poco de práctica aquí):

Si dos construcciones son sintácticamente distintas, deben ser semántica o pragmáticamente distintas.

(Goldberg 1195, p. 67)

Y en efecto, estas dos formas de indicar la ausencia de algo son completamente diferentes tanto en su estructura sintáctica como conceptual y, por tanto, gramatical. Solo son “intercambiables” en su función comunicativa (indicar el agotamiento de algo). Vamos a ver si alcnzo a explicar con cierta claridad la diferencia gramatical que yo veo entre ambas formulaciones.

Para mí, el significado del artículo en “He visto las llaves encima de la mesa” y en “Se ha acabado la leche” es el mismo: un objeto que tanto el hablante como el oyente pueden identificar de manera unívoca. Puede que las condiciones contextuales de identificación difieran, pero eso no altera en absoluto el hecho de que ambas formulaciones se refieren a un objeto identificable en el contexto. Una prueba algodonar posible es la perfecta correspondencia del sufrimiento identificatorio en las siguientes dos situaciones:

Otra cosa, y no menos interesante sino más, es el diferente comportamiento de ambos verbos en cuanto a la selección del complemento. Como bien indicas, “Se ha acabado *leche” es agramatical, aunque no es del todo cierto que “No queda la leche” sea imposible. Solo hace falta que la leche (o cualquier otro nombre de materia o “masa”) sea tratada como un objeto (unívocamente identificable) y no una masa, para generar muestras legítimas y significativas de su uso con artículo:

 

  • Si derramas en la mesa leche y luego agua y solo limpias el agua, queda la leche.
  • A veces me ha pasado que voy al supermercado y no queda el pan que me gusta o que incluso no he podido ir al súper.
  • Comprobaremos que ya estén blandas las alcachofas, veremos que casi no queda el agua de hervirlas.

 

La razón por la que en tu ejemplo se dice “No queda leche”, sin artículo, es porque el hablante se está refiriendo a la masa (la leche como materia). Este es el uso del artículo Ø de sentido “partitivo”:

 

  • No queda (nada de) leche
  • Queda (mucha, poca, un poco de) leche

En efecto, cuando decimos “No queda leche” queremos decir que no queda ninguna cantidad de la materia o masa llamada leche. En cambio, cuando decimos “No queda la leche” queremos decir que no queda una manifestación concreta e individual de esa masa unívocamente identificable por el contexto entre otras posibles.

En mi opinión, es precisamente la naturaleza de la asimetría entre esta doble posibilidad para “quedar” y la única posibilidad con artículo determinado de “acabar” la que da la pista definitiva para explicar la diferencia entre ambas construcciones, y esta pista es el diferente argumento del que se puede predicar la propiedad en cada caso:

  1. Lo que queda es una cantidad o un objeto: la propiedad de “quedar” se puede predicar tanto de masas (quedar algo de agua, pan, vino…) como de objetos perfilados (quedar el pan de ayer, quedar dos cervezas).
  2. Lo que se acaba solo es un objeto: “Se ha acabado leche” o “Se ha acabado un poco de leche” no tiene sentido porque el hecho de acabarse algo implica que ese algo a lo que nos referimos es (era) un objeto completo y perfilado.

Si se quiere ver de una manera más “cognitiva” podemos decir que la arquitectura semántica de “quedar” pone el foco en lo que resta de un objeto, lo cual le permite referirse tanto al objeto como a una cantidad del mismo, mientras que “acabar” solo se puede referir a ese objeto agotado.

Curiosamente, ahora que caigo, esta configuración mental parece idéntica en inglés, lengua que no usa el artículo determinado exactamente como la nuestra. La idea de quedar se refiere a masas y por tanto no lleva artículo:

There is no milk left.

Mientras que la idea de acabarse el objeto que se acaba sí lleva artículo:

The milk has run out.

Pero, curiouser and curiouser, como diría Alicia, cuando la idea se enfoca desde la perspectiva del sujeto para el cual el objeto se termina, vuelve a aparecer la posibilidad de tratar el objeto como una simple masa (cantidad) ‘de la que el sujeto no tiene ya nada’:

I’ve run out of milk.

O yo me equivoco mucho con mi inglés de pacotilla, o es asombroso el torrente de mentalés que corre inadvertido debajo de la superficie identitaria de las lenguas.

En fin, no sé hasta qué punto habré respondido a la duda, pero por si acaso sigo por aquí. Gracias por hacernos pensar a todos sobre este interesante caso.